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Tortas La Purísima: la fascinante historia de un “puesto” que siguió siendo “puesto” medio siglo después… y de cómo los regios admiramos y reconocemos su valor.

Tortas La Purísima: la fascinante historia de un “puesto” que siguió siendo “puesto” medio siglo después… y de cómo los regios admiramos y reconocemos su valor.

Con aguacate rebosante y tradición intacta, esta parada callejera se ha convertido en un ícono de la comida regiomontana.

Hace más de cinco décadas, en pleno corazón del centro de Monterrey y a un costado de la emblemática iglesia de La Purísima, nació un puesto de tortas que se convertiría en un icono de la ciudad y parada obligada cuando se habla de comida callejera. Desde entonces, las tortas de La Purísima han acompañado a generaciones de regiomontanos que, ya sea por costumbre o antojo, hacen fila para comer una de sus tortas rebosantes de aguacate. Se comen de pie junto al puesto, en el auto, en la plaza o llevándotela para disfrutar en casa y en familia.

Hoy la torta de La Purísima ha trascendido como una parada obligada cuando se habla de comida callejera en Monterrey. Su sabor clásico y popularidad le han hecho mantenerse con el paso del tiempo. Su fama ha llegado al punto de tener imitaciones que intentan aprovecharse del nombre, lo que a llevado a los propietarios a colocar una lona aclarando que ellos no venden franquicias ni cuentan con redes sociales, además de reafirmar que son los originales con cinco décadas de experiencia que les respaldan.

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