Residente

En grupos o cuentas grandes, ¿deberíamos de recibir alguna cortesía de la casa?

En grupos o cuentas grandes, ¿deberíamos de recibir alguna cortesía de la casa?

No se exige, pero se aprecia: el arte de la cortesía en la mesa

Cuando un grupo grande llega a un restaurante y deja una cuenta considerable, es natural que surja la expectativa de recibir algún tipo de cortesía sin tratar de exigir algo gratuito. Desde un café, un postre para compartir o simplemente no cobrar el pan. Estas pequeñas acciones no solo elevan la experiencia del cliente, sino que fortalecen el vínculo con el restaurante y refuerzan su reputación. En muchos países, este tipo de detalles son parte habitual del servicio cuando se trata de cuentas grandes, no como obligación, sino como cortesía bien entendida.

Pero también hay que ver el otro lado: para el restaurante y su equipo, atender a un grupo grande implica una carga considerable de trabajo. Más coordinación en cocina, tiempos más largos, múltiples solicitudes simultáneas y más presión en el servicio. Por eso, si recibimos buena atención, rapidez y además algún gesto de cortesía, como comensales también nos toca responder con generosidad. Dejar una propina adecuada, incluso un poco más de lo habitual no solo es justo, sino una forma de reconocer el esfuerzo adicional que hay detrás de una gran experiencia grupal.

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