
La etiqueta se define como una serie de normas sociales basadas en la lógica, el sentido común y la experiencia. Aunque anteriormente se consideraba exclusiva de las clases altas o eventos formales, en países con un alto desarrollo gastronómico como el nuestro, se reconoce la importancia de la etiqueta en la interacción culinaria diaria. Desde el Fast Food hasta el Fine Dining, tanto los anfitriones restauranteros como los comensales deben respetar estas normas. Aunque infringir las reglas de etiqueta no conlleva sanciones explícitas, sí perjudica el tejido social y la interacción saludable entre las personas, además de afectar negativamente al negocio restaurantero, vital para la economía local. La frecuente transgresión de las reglas de etiqueta en Nuevo León es evidente al compararla con otras regiones de México y el mundo. Basándonos en el asesoramiento de expertos locales y extranjeros, presentamos en esta sección las diversas normas que se deben seguir para mejorar nuestras experiencias gastronómicas.


Entre comensales: de negocios
La cuenta: En reuniones entre proveedores y clientes, es habitual que quien extiende la invitación asuma el costo total de la cuenta. Generalmente, los proveedores suelen ser los anfitriones y por lo tanto, se espera que cubran el gasto.
La despedida: Los clientes deben permanecer hasta que la comida o cena concluya, ya que se trata de una reunión con cierto grado de formalidad. Es apropiado que todos los participantes se retiren juntos, respetando el desarrollo completo del encuentro.
Compartir platos: El proveedor tiene la opción de solicitar platillos para compartir, siempre y cuando el formato del restaurante lo permita. Sin embargo, no está obligado a hacerlo y debe considerar las preferencias de los demás comensales.
Lenguaje: Es importante evitar el uso de albures, dobles sentidos o cualquier tipo de lenguaje que pueda prestarse a malentendidos. Asimismo, se debe evitar cualquier actitud o comentario que pueda ser interpretado como acoso.
Prudencia: El cliente debe abstenerse de solicitar o presionar para que se pidan botellas o platillos excesivamente costosos o suntuosos, mostrando consideración por el presupuesto y las expectativas del anfitrión.