Sabores del sur de Monterrey: un viaje a la nostalgia

Redacción por: Olga Zambrano
A una hora de Monterrey, los pueblos de Nuevo León ofrecen comida casera, plazas vivas y memorias intactas.
Desayunamos, comimos y merendamos en Santiago, Allende, Montemorelos y El Cercado, solamente a una hora de la ciudad por carretera. En el inter nos sentamos en las plazas a disfrutar, sentir los lugares y ver pasar a la gente. Nunca faltan los compadres que se juntan alrededor de una banca a echar el chal. Los perros, los niños, las familias que van y vienen. El carrito de paletas heladas, la camioneta destartalada con altavoz que ofrece afilar los cuchillos.
Experimenté una nostalgia muy padre. Fue como regresar en el tiempo a un “mundo” simple, tranquilo, de tradiciones, olores, sensaciones, sabores únicos. Creo que como cocinera esa es la experiencia que, consciente e inconscientemente, siempre intento recrear en mis platillos. Es un anhelo recurrente de volver a lo tradicional, lo familiar.
Lo sorprendente fue palpar que ahí está, ahí sigue “ese mundo” y no solamente en los recuerdos. Fui yo quien me moví y elegí vivir en otro a las carreras, horarios, retos, chamba y un tanto complicadito, que también tiene su encanto y disfruto mucho, ¡definitivo! Sin embargo, puedo regresar cuando quiera a saborear lo que a veces anhelo como “tiempo pasado” con solamente salir de la rutina y decidir disfrutar mercados, plazas, calles y lugarcitos sin horario de regreso.
Salimos de Monterrey alrededor de las 9:00 am por la carretera nacional y paramos a desayunar entre Allende y Montemorelos en el Blanquillo (El Gran Principal). Machacado con huevo, frijolitos refritos, gorditas de manteca, la tradicional tortilla de harina enorme que te sirven tostada al centro de la mesa, salsas molcajeteadas y guacamole. Delicioso todo, los mismos sabores de toda la vida, servicio insuperable y nunca falta el pedido de gorditas de manteca para llevar que te entregan bien empacaditas y recién hechas.
Seguimos por carretera hacia Montemorelos a dar la vuelta. Por ahí de las 3:00 pm me acordé que Robi me había recomendado un lugar de guisos norestenses. Le comenté a Patricia y decidimos comer ahí. Está en Allende y se llama Restaurant Café El Capri. Venustiano Carranza 150, Colonia Centro. Pedimos asado de puerco, cortadillo, chicharrón, frijoles, arroz y tortillas. Sazón y ambiente casero. Servicio medio malillo pero muy sabroso.
Seguimos por carretera hacia Montemorelos a dar la vuelta. Por ahí de las 3:00 pm me acordé que Robi me había recomendado un lugar de guisos norestenses. Le comenté a Patricia y decidimos comer ahí. Está en Allende y se llama Restaurant Café El Capri. Venustiano Carranza 150, Colonia Centro. Pedimos asado de puerco, cortadillo, chicharrón, frijoles, arroz y tortillas. Sazón y ambiente casero. Servicio medio malillo pero muy sabroso.
¿De postre? Uff. Un día tan a gusto y que no quieres que acabe, pues ya mejor seguirle y terminar la experiencia en la misma nota. No batallé nadita en convencer a “Trisha”, Helados Regia, en El Cercado. Entrando por el camino a La Cola de Caballo a mano izquierda. Paletas rellenas, fruta con yogurt, mango con chamoy, nieves, esquimales, etcétera. Congeladores y refrigeradores que parecen interminables de antojos y sabores deliciosos. Mi favorita: paleta helada rellena de cajeta. Tienen sillas y mesas para sentarte dentro del local, pero preferimos irnos a la plaza del Cercado a disfrutar la paleta a medio derretir con muchas servilletas de papel delgadito que no limpian la chorreadera antes de regresar a Monterrey.
¡Hasta la próxima!