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Brunch con encanto

Brunch con encanto

Redacción por: Olga Zambrano

Entre artesanías, tradición y delicias culinarias

Después de una deliciosa cena en Dulce Patria, al día siguiente estábamos entre ir al Mercado Roma o al Bazar del sábado en San Ángel.

El Mercado Roma (calle Querétaro 225, Roma nte.) es un MUST si eres aficionado a la gastronomía en todas sus facetas: antojitos, productos orgánicos, artesanales, gourmet, tradicionales, vanguardistas.

Churros con cajeta, chocolates de Que Bo!, restaurants de chefs reconocidos a manera de puestos informales, dulces típicos mexicanos, sándwiches, tapas, macarons de Theurel & Thomas, tacos, cervezas, quesos de Lactography y Villa de Patos, entre otros. Cincuenta locales en total.

Es un mercado pequeño con un encanto muy europeo para sentarte a desayunar, comer, tomarte un café, un drink o simplemente darte la vuelta y disfrutarlo.

Ese sábado no fuimos al Mercado Roma porque en el último año lo visité un par de veces y el bazar del sábado lo tenía muy olvidado desde hace más de diez años y me latió volver.

Llegamos mis amigas Sylvia, Laiset, Maly y yo a eso de las 10:00 am. Lo que recordaba era un bazar con artesanías en puestos alrededor de la Plaza de San Jacinto y una casona antigua enfrente de la Plaza con diseñadores mexicanos de distintas regiones.

Me quedé corta con los recuerdos. Tal ha sido el crecimiento y prestigio internacional que ha alcanzado el bazar por la alta calidad de textiles bordados a mano, canastas, joyería, piezas de barro y madera, bolsas, etcétera, que se ha convertido en un espacio turístico de los más visitados y coloridos de la Ciudad de México.

Frente a la plaza hay un restaurante que se llama Saks. Ya sé, muy rarito el nombre que nada que ver con un mercado artesanal al aire libre y estuvimos a nada de no entrar por lo mismo. Nos llevamos una gratísima sorpresa. Tienen desayunos riquísimos con pan dulce hecho en casa. Cocina internacional con un toque muy mexicano.

Pedí unas enchiladas con mole, salsa verde, queso fresco rallado y cebollita morada de lujo. Laiset ordenó un omelette de claras de huevo con espárragos que la neta yo jamás pediría. Pura clara de huevo no me gusta nadita, sin embargo comentó que estaba súper rico.

Sylvia y Maly pidieron unos huevos divorciados con frijoles refritos muy antojables a la vista y les encantaron a ambas. El servicio un tanto lento pero vale la pena la espera. Jugos variados y fruta excelente. Café bastante equis.

Tienen mesas en terraza junto a la calle e interior en dos pisos. Si te decides por mesa afuera no dejes de entrar a conocerlo. Es una casa antigua con decoración clásica, columnas, arcos y techos espectaculares. A partir de la 1:00 pm sirven comida, botanas, cocteles y empieza la música en vivo muy “ad hoc” al ambiente para pasar una tarde llena de folklor mexicano. Las margaritas buenísimas.