Bustamante: Pueblo de fiesta y pan

En esta ocasión los chefs visitan la cuna de la semita en Nuevo León.
Redacción por: Allan Cordero y Gerardo Garza
Fotografía por:

 

En esta ocasión los chefs visitan la cuna de la semita en Nuevo León y conocen de primera mano la historia de este pan y su tierra de origen.

 

Cerca de Monterrey, específicamente 95 kilómetros al norte, existe un pueblo de tradición panadera llamado Bustamante. Ahí se estableció hace un par de siglos la legión tlaxcalteca que emigró del sur en busca de nuevas tierras y oportunidades. Llegaron hasta Nuevo León después de un largo peregrinaje en el que dejaron en pueblos aledaños – ahora ciudades como Ramos Arizpe, Coahuila y Cerralvo, Nuevo León – familias que se han encargado de mantener la tradición panadera tlaxcalteca. Sin embargo fue en Bustamante donde se concentró la mayor comunidad de estos pobladores.

 

En Bustamante existen distintos atractivos turísticos. El más importante es el de las grutas, localizadas a 6 kilómetros de la cabecera municipal. Con una extensión de más  de 3 kilómetros en su interior, son catalogadas como las más grandes de Latinoamérica. Están también el ojo de agua de San Lorenzo, distintos balnearios y el parque recreativo El Molino. Éste abarca al cañón de Bustamante, una hermosa vereda en medio de dos imponentes montañas boscosas que enmarcan decenas de pozos de agua. En conjunto, estás áreas ofrecen un increíble paisaje natural y son espacios para practicar actividades como el rappel o el montañismo.

 

Del 29 de julio al 6 de agosto se realizan las fiestas patronales, que mantienen la tradición de fiesta de pueblo de antaño, cada vez mas rara en estos tiempos. Estas festividades son un atractivo turístico, frecuentado año con año por numerosos visitantes de distintas partes del mundo. Las fiestas terminan con una peregrinación a la parroquia de San Miguel Arcángel, en donde se encuentra un Cristo hecho de pasta de maíz, conocido como “el Señor de Tlaxcala” y considerado como uno de los tesoros del pueblo.

 

Se encuentra en Bustamante, entre diversos hoteles, uno que destaca por el sazón de su cocina y su bellísima arquitectura colonial. El hotel Ancira, en el centro, ofrece un delicioso cabrito al ataúd, fritada y cabrito en salsa, además de la tradicional comida del noreste como el cortadillo y el asado de puerco. Pero sin duda la semita de piloncillo es de lo más atractivo y lo que más ha hecho destacar a este pueblo de entre muchos otros del estado.

 

Desde el punto de vista comercial, Bustamante produce aguacate negro, caña de azúcar y nuez, pero es realmente reconocido por su historia con el pan. Las semitas de piloncillo, los molletes de huevo y las empanadas de nuez y cajeta son lo más tradicional. La exponente del arte panadero mejor conocida en este municipio es un personaje que por allá de 1896 nació con el nombre de Amelia Santos Gómez de González. Ella fundó en 1918 la panificadora Bustamante, que por casi 100 años ha mantenido esta costumbre vigente en toda la región del noreste.

 

Doña Amelia aprendió el oficio por casualidad, debido a que enviudó muy joven y a sólo unos meses de haber concebido a su segundo hijo – niño que más tarde se transformaría en el famoso don Melecio González Santos. La mujer le ayudaba a una panadera del pueblo, Vivianita, quien le pagaba un par de centavos por ayudarle a hacer el pan, y más adelante un centavo más por también venderlo.

 

No pasó mucho tiempo para que doña Amelia se supiera todas las recetas y decidiera emprender su propio negocio. Apenas 5 años después, en 1918, decide emigrar a Monterrey, donde fundó la panificadora Bustamante de los González. Al principio producía sólo hasta donde el clima y los chamacos la dejaban, pero hoy esa misma panadería, después de casi un siglo, produce mas de 35 mil semitas de manera mensual. Las desplaza por casi todo el territorio nacional y son comúnmente encontradas en las carreteras del país. Son de las de mayor reconocimiento, debido a que ha mantenido su receta original con piloncillo, nueces y pasas, receta de la señora Vivianita.

 

Obviamente una pionera en este gran oficio de la panadería tenía que heredar esas ganas de trabajar a sus hijos, quienes se encargaron del negocio cuando doña Amelia no pudo seguir más. Aquí es donde entra en escena el famoso don Melecio González Santos, un señor muy conocido en esta ciudad en épocas de antaño y el visionario que comienza a surtir el pan fuera de la ciudad, transformando el producto de su madre en un icono de la panificación en Nuevo León. El resto es historia y una con sabor a piloncillo y nuez.

 

Tuvimos la fortuna de escuchar esta historia directamente de don Melecio González hijo y su hermano, Eduardo González, tercera generación de panaderos y orgullosos portadores del legado que sus ancestros les han dejado con mucho cariño. A ellos les  agradecemos por esta historia y por el delicioso pan que en panadería Bustamante de González se prepara.

 

Y en lo que al pueblo de Bustamante se refiere no queda más que aprovechar el tiempo en fin de semana y la cercanía con nuestra ciudad para ir a visitarla, para que con sus propios ojos autentifiquen lo que aquí les decimos.

 

 

 

 

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