01 de septiembre del 2017

Espresso en la ciudad

Es muy probable llevarnos una sorpresa, aprender de algo tan simple y al final de cuentas pasar un buen rato.
Redacción por: Antonio Alanís

La creciente escena de las cafeterías en la ciudades en México atrae la curiosidad de muchos. Tanto expertos en el tema como personas que apenas están descubriendo el mundo del café.

 

Hay muchas dudas, mitos, suposiciones y demás y a veces es difícil saber cuál es el mejor lugar o a que cafetería ir sin la necesidad de ver una guía o reseñas previamente.

 

Es cierto que la calidad de un establecimiento no es solo la calidad del café que sirven, sino también su servicio al cliente, sus instalaciones, la habilidad y sensibilidad del barista, mesero, etc.

 

En esta columna me gustaría solamente concentrarnos en la calidad de una sola bebida como calificativo de la calidad del café y destreza y conocimiento de la persona que lo prepara: El espresso

 

El espresso es la base de la mayoría de las bebidas en una cafetería. Ya sea cappuccino, latte, mocha, cortado, americano, fríos o calientes, el alma de la bebida es el Espresso y aún así es la bebida que menos se pide en una cafetería en nuestra ciudad.

 

El disfrutar un espresso y poder degustarlo nos hace más sensibles a la calidad de las demás bebidas y también a saber si el grano es de buena calidad y si la extracción fue hecha correctamente. Es común ver lugares con muy buenos granos de café pero con extracciones pobres que matan las cualidades del café. Ya sea que lo quemen, que no esté bien calibrado el molino, que no tenga la temperatura correcta y demás.

 

Viéndolo de esta manera podemos llegar a la conclusión que un barista experimentado y profesional es sensible y conoce las cualidades de los granos con los que trabaja para dar una bebida de calidad. Hay ocasiones en donde el grano es de calidad media pero el barista sabe cómo sacar sus mejores cualidades y así entregar una bebida bien preparada.

 

Los invito a conocer la escena local de cafeterías, pedir un espresso y analizarlo. No tiene mucha ciencia, solo probarlo y decidir si esta bueno o no. Dejar que la lengua sea el juez e informarse con los baristas de qué es lo que quieren lograr con sus bebidas, donde se tostó el café, de qué regíon es, variedades, procesos mezclas y demás. Es muy probable llevarnos una sorpresa, aprender de algo tan simple y al final de cuentas pasar un buen rato.

 

 

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